Las encuestas dan como favorito al izquierdista Evo Morales para las elecciones presidenciales en Bolivia del domingo. Aunque aún no ganó, ya tiene opositores entre su gente.
El dirigente campesino Evo Morales Ayma, favorito en todos los sondeos independientes, es el primer indígena con firmes posibilidades de asumir la presidencia de Bolivia, país que el domingo celebrará sus elecciones nacionales.
El izquierdista Morales está delante del derechista Jorge Quiroga, pero ninguno de ellos obtendría el 50% de los votos por lo que el nuevo presidente debería ser designado por el Congreso en el mes de enero.
Surgido de los sindicatos cocaleros, Morales logró capitalizar el despertar de los pueblos indígenas. y las clases populares.
Antineoliberal y antiimperialista, el indígena es el principal líder del Movimiento al Socialismo (MAS), «instrumento político del pueblo que permitirá que los indios lleguen al poder», según el intelectual Alvaro García Linera, su compañero de fórmula.
El binomio representa la alianza «entre las clase indígena y el movimiento popular con el sector intelectual y profesional» de clase media, definió el líder cocalero.
Sin embargo, la trayectoria ascendente de Morales disgusta a algunos de sus compañeros de clase, entre los más ilustres el jerarca aymara y candidato presidencial Felipe Quispe, el «Mallku» (máxima autoridad en aymará), quien afirma que Morales «no da la talla para ser presidente de la república».
El postulante del pequeño movimiento indigenista Pachacuti (MIP) acusó a Morales de haber perdido «la mentalidad indianista» y que «si no nacionaliza los hidrocarburos (sin indemnización) con más saña lo vamos a derrocar del gobierno».
Otros como el líder de la central obrera (COB) Jaime Solares simplemente dudan que Morales sea socialista.
Según el investigador Edgar Ramos, que Morales sea presidente implica que «los movimientos sociales asuman el gobierno, un contagio continental en la gradual toma del poder de los indígenas en Ecuador, Perú y otros países y la posibilidad de que EEUU aliste una intervención militar para proteger a sus inversionistas».