El Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Urbanos (ONU Hábitat) emitió dos informes específicos con recomendaciones y consideraciones para la gestión del transporte público, y el cuidado y protección de los asentamientos urbanos durante la pandemia del COVID-19.
Transporte urbano y COVID-19
La organización internacional destaca la necesidad de proporcionar movilidad segura y comenzar a planificar la movilidad sostenible del mañana, aprendiendo de la experiencia obtenida de la pandemia. En el siguiente documento se recogen los mensajes clave, para controlar el avance de la pandemia sin cancelar el servicio, esencial para miles de habitantes.
Los consejos incluyen propuestas específicas para el personal de las empresas de transporte, la gestión de la movilidad por parte de las ciudades, el apoyo económico a los servicios informales, los cuidados con las y los pasajeros. Y la necesidad de planificar la movilidad del futuro desde una mirada sostenible.
El COVID-19 en asentamientos urbanos informales
Este informe presenta consideraciones clave para proteger los asentamientos urbanos informales de la propagación y los efectos del COVID-19. Existe una mayor preocupación sobre estos entornos, debido a la combinación de la densidad de población y la limitada infraestructura. Este informe analiza lo que se sabe acerca de las vulnerabilidades y de qué manera apoyar la acción local. Se puede analizar en conjunto con los informes de la plataforma Social Science in Humanitarian Action Platform (SSHAP) sobre cuarentena y redes sociales.
Este documento destaca que las intervenciones de salud pública deben equilibrarse con intervenciones sociales y económicas, especialmente en relación con la economía informal de la que dependen la mayoría de las personas. Las personas que viven en asentamientos informales ya conviven con enfermedades infecciosas mortales. Deben recibir información sobre el COVID-19, en qué se diferencia de otras enfermedades y por qué la respuesta que se les pide ante esta enfermedad puede ser diferente. Esto es necesario para generar confianza y comprensión mutua, dado que habitualmente no se toman medidas extraordinarias para las demás enfermedades infecciosas mortales con las que conviven. Cuando las personas perciben que se presta una atención excesiva a determinadas enfermedades, sobre todo para el aparente beneficio de otros, la confianza y la acción colectiva se pueden ver obstaculizadas. Deberán abordarse las inconsistencias con las medidas anteriores.
Históricamente, los asentamientos informales y sus residentes han sido estigmatizados, condenados, y sujetos a normas y regulaciones cuyo cumplimiento es inalcanzable o inviable. Las respuestas ante el COVID-19 no deben repetir estos errores. Colaborar con los residentes locales y confiar en ellos como guardianes de su comunidad, con un conocimiento insuperable de las infraestructuras sociales y territoriales relevantes, permitirá implementar medidas de control efectivas.
En relación a este propósito, en abril de 2020 los ministros de vivienda y desarrollo urbano de América Latina se reunieron en un foro virtual para intercambiar ideas sobre cómo responder a COVID-19 y aliviar el impacto, particularmente en los asentamientos informales.
El Foro denominado “Asentamientos precarios y viviendas sociales: impactos de COVID-19 y respuestas” se centró en los asentamientos informales, la economía informal y la garantía de que los más vulnerables no se queden atrás.
Los ministros discutieron varias medidas de emergencia, incluida la suspensión de todos los desalojos, la continuidad del agua y la energía, la re-negociación de las hipotecas y el pago de alquileres, especialmente para los pobres, la distribución de alimentos básicos y artículos de higiene y el control de brotes de enfermedades en asentamientos informales.