El pasado 8 de marzo más de 70 países del mundo llevaron a cabo el Paro Internacional de Mujeres (PIM), movimiento que desarrolló acciones unificadas, manifestándose en contra del patriarcado que se expresa en forma de violencia física, simbólica y en desigualdad de derechos. En América Latina y el Caribe, el movimiento unió a todos los países a favor de reivindicaciones históricas y en contra de las diferentes formas de discriminación, racial, de clase, étnica, de orientación sexual e identidad de género.


Ante la pregunta ¿cómo parar? o ¿de qué manera protestar? Las principales propuestas del Paro fueron:
– Vestir una prenda o un adorno de color lila con símbolo de participación en el movimiento. O utilizar una bandera del mismo color en su ventana o en el coche.
– Parar por un día las tareas domésticas.
– Parar total o parcialmente durante la jornada laboral.
– Salir a las calles para protestar junto a otras mujeres en el horario definido localmente en su ciudad.

En América Latina, cientos de miles de mujeres, lesbianas, travestis y trans, se movilizaron en movimientos inclusivos y diversos. En donde se reconocieron las históricas luchas feministas y se denunció fuertemente la violencia de género. En una región en donde se encuentran 14 de los 25 países más violentos del mundo, en la que 1 de cada 3 mujeres mayores de 15 años ha sufrido violencia sexual, alcanzando la categoría de epidemia, según la Organización Mundial de la Salud.

Además, las mujeres empleadas en Latinoamérica ganan un promedio de 15 por ciento menos que los hombres. Una brecha salarial que se redujo cinco puntos porcentuales entre 2005 y 2015, según informó este jueves la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con motivo del Día Internacional de la Mujer.

En el mercado laboral de América Latina hay 117 millones de mujeres, una cifra sin precedentes al suponer por primera vez más de la mitad de la población femenina, 50.2 por ciento, pero todavía lejos del 74.4 por ciento de participación laboral en el caso de los hombres.

En distintas ciudades de Argentina se sugirió una forma abierta de protesta, la cual llamó a tomar medidas desde lo personal e íntimo hasta las actividades que se realizan en multitudes. Allí predominaron, además, los pañuelos verdes por la legalización del aborto en el país. En donde según un informe de 2016 del Ministerio de Salud de Argentina, se realizan entre 370 mil y 522 mil abortos por año, cifras que son estimativas por tratarse de una práctica clandestina.

En Brasil, más de 70 ciudades se adhirieron al movimiento de la “gran huelga internacional”.

El Paro de Mujeres en Colombia tuvo como consigna: “Plenos derechos, plena igualdad”, exigiendo derecho a la vida digna y una ciudadanía plena.

Perú convocó a las mujeres peruanas y migrantes a adherirse y participar en las distintas acciones unificadoras.

En Bolivia, que figura entre los países con más casos de violencia de género en la región, activistas irrumpieron en un evento de Naciones Unidas el miércoles y colgaron en el cuello de los asistentes, guirnaldas con papeles que contenían los nombres de mujeres víctimas de feminicidio. Hasta el 6 de marzo, la Fiscalía de ese país contabilizó 28 feminicidios y 4.674 denuncias de violencia familiar. En 2017 se registraron 109 feminicidios.

En Uruguay se vivió en multitudinaria marcha por la principal calle de la capital. Por su parte, la central sindical uruguaya decretó un paro general entre las 16 y las 22 horas como adhesión a la jornada internacional de la mujer y para facilitar la participación en la marcha.

En Ecuador, unas 600 mujeres que trabajan en la Asamblea Nacional, muchas de ellas legisladoras, suspendieron sus actividades para exigir mejoras salariales y equidad laboral.

En el mundo, según la Naciones Unidas, 1 de cada 3 mujeres sufre violencia a lo largo de su vida; 830 mujeres mueren cada día de causas evitables relacionadas con el embarazo; sólo 1 de 4 parlamentarios son mujeres a nivel mundial; y hasta 2086 no se cerrará la brecha salarial si no se contrarresta la tendencia actual. Según esta organización la desigualdad de género es endémica.

Fuentes: Nodal, Onu Mujeres, OIT

9 de marzo de 2018