El Programa Hospedaje Estudiantil en Familia enfrenta con éxito el reto de asegurar la continuidad académica de jóvenes en comunidades aisladas hasta el octavo grado, lo que da un nuevo sentido a una costumbre ancestral de los pueblos aymara, la utawawa.

Actualmente, 280 becarios de los municipios de Yanacachi, LLallagua, Pocoata y Colquechaca participan en el programa. La sostenibilidad del modelo está asegurada por el apoyo de los gobiernos municipales, que firmaron convenios con la Fundación Pueblo para dedicar parte de su presupuesto anual a la iniciativa.

En Bolivia, las cifras de deserción escolar en el altiplano se encuentran entre las más altas del país. En el norte de Potosí, el 58.51% de las escuelas sólo ofrece hasta el 3er grado y únicamente el 11.7% proporciona educación primaria completa, lo que significa que unos 7,500 alumnos por año, solamente en esa región del país, tienen que asistir a una escuela fuera de su comunidad para terminar el ciclo de educación primaria.

Las características geográficas y económicas de la Región Andina, que posee un índice de desarrollo bajo y un gran número de comunidades aisladas, son factores que solían dificultar la continuidad escolar de los jóvenes. «Más del 70% de la población inscrita en el 1er grado corre el riesgo de abandonar su formación académica antes de concluir la escolaridad obligatoria (8°grado de primaria)», señala Franklin Bustillos, director de la Fundación Pueblo.

Hace casi diez años, la Fundación Pueblo diseñó un proyecto para cambiar esta realidad: el Programa Hospedaje Estudiantil en Familia. El modelo consiste en la creación de núcleos educativos en poblados estratégicamente ubicados para permitir el acceso de los jóvenes de comunidades cercanas a una educación primaria completa, para lo cual se estableció una red de hospedaje formada por madres anfitrionas.

Durante la semana, los jóvenes se dedican a estudiar y tomar seminarios de capacitación en temas de salud, higiene y nutrición, entre otros. El fin de semana regresan a sus casas.

La experiencia inició en 1997 en dos municipios del departamento de La Paz: Yanacachi y Sud Yungas. La mejora considerable en el rendimiento escolar y el aumento de inscripciones demostraron el gran potencial del programa. Debido a que se eliminó la necesidad de trabajar para concluir sus estudios, se cubrieron sus necesidades básicas y recibieron apoyo extraescolar, los jóvenes obtuvieron excelentes resultados académicos.

En el 2004, la iniciativa se extendió hacia el norte del departamento de Potosí. La distancia promedio entre las comunidades y las escuelas que ofrecen un ciclo completo de educación primaria es de 11 kilómetros. «Eso significa que los niños del norte de Potosí deben caminar cerca de 2 horas para continuar estudiando», afirmó Bustillos.

El Programa Hospedaje Estudiantil en Familia se inspiró en una costumbre ancestral aymara -uno de los pueblos indígenas que componen la población boliviana- para diseñar su estrategia: la utawawa. Este problema es antiguo, pues en el pasado las familias que vivían en comunidades apartadas enviaban a sus hijos a vivir con parientes y compadres a fin de que pudieran continuar estudiando, a cambio de realizar trabajos domésticos o agrícolas para los anfitriones. Aunque la costumbre permitía a los jóvenes continuar estudiando, fomentaba el trabajo infantil.

La innovación a utawawa incorporada por el programa no sólo erradicó esa práctica, sino que representó un ingreso adicional para las mujeres anfitrionas de la zona rural. La calidad del apoyo brindando por las familias anfitrionas se supervisa por los responsables del programa en cada núcleo. Los estudiantes tienen derecho a una habitación independiente, alimentación adecuada y buenas condiciones de higiene. Asimismo, los maestros reciben capacitación permanente, lo que contribuye a la calidad de la enseñanza.

El Programa obtuvo el segundo lugar en el ciclo 2006/2007 del concurso Experiencias en Innovación Social, organizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas con apoyo de la Fundación Kellogg, Hospedaje Estudiantil en Familia fue reconocido como un de los mejores programas en la Feria de Innovación de Porto Alegre, realizada en diciembre de 2007, en Brasil.

La comisión de evaluadores consideró que la iniciativa destacó por los impactos logrados: mejora importante en el acceso y permanencia escolar y la conclusión del ciclo de educación primaria; promoción del acceso a niñas a la escuela; generación de ingresos para las mujeres indígenas de la región, y contribución al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, tales como educación primaria universal e igualdad de género en la enseñanza primaria y secundaria.