Un Foro Social Mundial (FSM) revitalizado por la crisis global, que despierta nueva atención a las propuestas de «otro mundo posible» haciéndolas menos utópicas o más necesarias, tendrá su nueva edición del 27 de enero a 1 de febrero en Belém, en el norte de Brasil.
La economía mundial herida promoverá en Belém un debate más concreto sobre «el carácter de la crisis» y el modelo de desarrollo, dice Cándido Grzybowski, director del Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicos (Ibase), y uno de los primeros organizadores del FSM.
La decisión del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, de ir a Belém el 29 y 30 de este mes, en desmedro del Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza, refleja un cambio en la correlación.
En enero de 2007, Lula prefirió estar en Davos en lugar de la séptima edición del FSM en Nairobi. Era la época de las vacas gordas, fuerte crecimiento económico mundial, precios de materias primas en auge y también las inversiones extranjeras en Brasil. El capital prometía prosperidad para todos.
Ahora, evidenciada la crisis económica, energética, ambiental y alimentaria, las ideas del FSM parecen más interesantes, menos fuera de la realidad.
La elección de Belém, la entrada nororiental de la Amazonia, hacia prever un énfasis en la cuestión ambiental y climática, además de social, con la participación de las poblaciones pobres y diversificadas que viven en la mayor reserva forestal e hídrica de los trópicos.
La crisis financiera que está generalizando la retracción económica concede a esta novena edición del FSM una nueva dimensión.
El Foro surgió en 2001 en una iniciativa «contra la globalización que ahora está en crisis», comentó Grzybowski.
«Una agenda más clara» sobre alternativas de desarrollo debe surgir de ese encuentro en Belém, previó. Eso significa mayor «convergencia en los debates» de un foro que hace años intenta superar la excesiva fragmentación de ideas y actividades.
En Belém se espera la participación de más de 100.000 personas en cerca de 2.600 actividades, entre seminarios, conferencias, asambleas, actos culturales, marchas y otras formas de debate y manifestación, además de reuniones paralelas, como las de autoridades locales y las del Campamento Intercontinental de la Juventud.
El foro termina con el «Día de las Alianzas», dedicado a asambleas de coaliciones y redes para aprobar acciones conjuntas. Ese mecanismo pretende estimular aglutinaciones que avanzaron poco en ediciones anteriores, reconoció el director de Ibase.
Esta edición del FSM es novedosa por el simple hecho de realizarse en la Amazonia. Además de la cuestión ambiental, de proyección global por tratarse de la mayor reserva de bosques tropicales, agua dulce y biodiversidad, será la oportunidad de dar voz a los indígenas, ribereños, extractores y otros pueblos amazónicos.
Será probablemente el encuentro más popular, en términos de presencia de comunidades de base, según Grzybowski, cuyo instituto identificó una mayoría de graduados universitarios y jóvenes en las ediciones anteriores.
Los movimientos y organizaciones sociales de la Amazonia quieren discutir modelos de desarrollo y alternativas locales, como «protagonistas» y no sólo anfitriones del foro, señaló Graça Costa, Asesora Nacional de Género de la organización no gubernamental FASE y una de las organizadoras del FSM en Belém.
En ese sentido será importante la voz de los «pueblos originarios», como los indígenas, y cuestionar las centrales hidroeléctricas que provocan gran impacto ambiental y social en la Amazonia, pero su energía va para fuera y no atiende a las poblaciones locales, arguyó.
En tela de juicio estará una gran empresa brasileña, la minera Vale, que simboliza «el modelo que no queremos», acotó. Pero su peso en la economía nacional y del estado de Pará, del que Belém es la capital, hace «muy compleja» una discusión sobre su re-estatización pretendida por varios movimientos.
La firma Vale, privatizada en 1997 cuando se denominaba Vale do Rio Doce, exporta enormes cantidades de mineral de hierro extraído del estado de Pará y abastece muchas siderúrgicas acusadas de provocar la deforestación en la Amazonia oriental y de explotar el trabajo esclavo en la producción de carbón vegetal.
Una asamblea en el fin del FSM de Belém discutirá acciones contra Vale, que ha expandido sus actividades a la producción de aluminio y como fuente de energía pretende construir una central termoeléctrica a carbón mineral en Pará.
En Belém se promoverá también la reactivación del Foro Social Pan Amazónico, interrumpido desde su cuarta edición en 2005.
El día 28 será totalmente dedicado a la región, sus movimientos y organizaciones sociales. Es la incorporación de la temática y del proceso regional en el encuentro mundial, destacó Salete Valesan Camba, organizadora omnipresente como representante del Instituto Paulo Freire.
Esta vez el FSM utilizará más intensamente los medios de comunicación en el llamado «Belém expandido», un mecanismo de participación virtual de los grupos que no podrán concurrir a la ciudad amazónica.
Será un proceso «de afuera para dentro y viceversa», con difusión de las actividades en Belém y recepción de información sobre eventos en curso en todo el mundo, explicó Valesan Camba.
«No hay señales de que la crisis económica esté afectando la presencia de activistas en Belém», según ella. En su opinión, la crisis desacreditó a Davos y crea «un momento propicio para poner en práctica propuestas alternativas», pero el mundo aún no cambió y la sociedad civil «no es aún tan fuerte para superar los males del capitalismo».
Nota de Mario Osava