El gobierno español decidió dar un paso adelante en la cooperación al desarrollo, comprometiéndose a aumentar la cantidad de fondos que destina a ese uso y, en especial, a mejorar la aplicación de los mismos.
El nuevo plan incorpora un cambio político de especial alcance, al determinar que la mayor parte de los fondos deberá ser destinado a América Latina y a África subsahariana, reduciendo de manera sustancial lo que hasta ahora se destinaba a los países de Europa oriental, a Turquía y a China.
El jefe del gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, ratificó este viernes en la reunión semanal del Consejo de Ministros su decisión de aumentar la asistencia al mundo pobre, que en 2008 fue de 5.000 millones de euros (6.430 millones de dólares) y representó 0,5 por ciento del producto interno bruto (PIB).
El incremento llevará esa cooperación al equivalente de 0,56 por ciento del PIB en 2010 y a 0,7 por ciento en 2012, cuando finalizará su mandato.
El plan se basa en el Pacto de Estado contra la Pobreza, firmado el 20 de diciembre por todos los partidos españoles con representación en el Parlamento, a instancias de la Coordinadora de Organizaciones no Gubernamentales para el Desarrollo (Congde).
José María Medina, presidente de la Congde, dijo que la aprobación por el Consejo de Ministros del Tercer Plan Director de la Cooperación Española y que tendrá vigor desde ahora hasta el 2012, «es muy positivo y, desde luego, un gran paso adelante».
De todas maneras, añadió, si bien no han sido informados previamente de la forma en que se aplicará el presupuesto, reconocen «que se tomaron en cuenta las posiciones de los diferentes actores cooperantes, como las organizaciones no gubernamentales, los sindicatos, las organizaciones empresariales, expertos, universitarios, gobiernos regionales y municipales y otros».
La Congde advirtió de que para la ejecución del Plan se deberá tener en cuenta a esa coordinador y, en especial, la participación del Sur en la identificación, puesta en práctica y seguimiento de los instrumentos de cooperación financiados con los fondos aprobados.
Los ministros diseñaron el plan que ahora será enviado al parlamento, donde cuya aprobación se considera segura, más allá de que se puedan introducir algunas modificaciones.
En el proyecto se realiza un cambio fundamental en lo realizado hasta ahora en cooperación, que es descartar la imposición de que los créditos que se otorguen estén condicionados a que se contraten bienes y servicios españoles. Además, desde el punto de vista formal desaparecerán los Fondos de Ayuda al Desarrollo, que estaban poco definidos, y se crearán dos de estos recursos.
Uno estará a cargo del Ministerio de Asuntos Exteriores, denominado Fondo para la Promoción del Desarrollo, y el otro será un Fondo para la Internacionalización de la Empresa, del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
En el segundo caso, aclara el proyecto de ley, sólo será computado al rubro de asistencia externa para el Sur «cuando, cumpliendo con los criterios del Comité de Ayuda al Desarrollo (AOD), se ajusten a las directrices de los documentos de planificación de la Cooperación Española», que determinará la cancillería.
Esta decisión va a contramano de la actitud actual de la mayoría de los países del Norte que han comenzado a disminuir su ayuda o al menos manteniéndola en el mismo nivel, justo cuando el mundo en desarrollo más necesita.
También se destaca que la decisión adoptada por el gobierno del Partido Socialista Obrero Español es apoyada por todo el arco opositor con representación parlamentaria, más allá de sus líneas políticas.
Además, el nuevo plan determina que la mayor parte de los fondos deberá ser destinado a América Latina y a África subsahariana, reduciendo de manera sustancial lo que hasta ahora se destinaba a los países de Europa oriental, a Turquía y a China.
Otro aspecto de la resolución del Consejo de Ministros que es resaltado es que no podrán ser financiados con fondos de cooperación al desarrollo hechos como los que recientemente provocaron grandes polémicas y problemas políticos.
Uno de ellos fue la financiación con medio millón de euros (643.000 dólares) de la construcción de la denominada cúpula de Barceló en París, un proyecto artístico sin vinculación con los países en desarrollo y al que se aportó ese dinero fundamentándolo la cancillería en que se trataba de «una acción de política exterior».
La Congde calificó al plan aprobado este viernes de innovador y ambicioso, pues incorpora los principales elementos de la eficacia de la ayuda y se une a los grandes consensos de la comunidad internacional respecto de la AOD, superando el planteo de una cooperación simple, elevándolo al de una política de desarrollo.
Pero también puntualizó que los organismos gubernamentales deberán poner mayor énfasis en la información pública, facilitando el acceso ciudadano a la misma y la rendición de cuentas administrativas. Porque, explicitó, «los ciudadanos quieren y deben conocer qué pasa con sus impuestos destinados a cooperación», a efectos de que respalden esas actividades.
También, señaló la Coordinadora, queda pendiente definir con precisión el papel que debe desempeñar el sector privado en la cooperación y la creación de mecanismos para calificar a las empresas y el uso de instrumentos utilizados por éstas en esa línea.
Pero todos, de las organizaciones de la sociedad civil hasta los empresarios, el gobierno y los partidos han recibido con satisfacción el nuevo plan, convencido de que será positivo para el Sur en desarrollo y, también, para los países del Norte.
Nota de Tito Drago