El Brasil lanzó el 1º de diciembre un plan para reducir la deforestación en un 70% hasta el 2017, con la esperanza de disminuir drásticamente las emisiones de dióxido de carbono que contribuyen al calentamiento del planeta.
El plan, anunciado por el presidente Luiz Inacio Lula da Silva, establece objetivos que podrían reducir la deforestación anual promedio de 19.000 kilómetros cuadrados (7.300 millas cuadradas) a 5.000 kilómetros cuadrados (1.900 millas cuadradas).
«Nuestro objetivo es más audaz que el aplicado en Inglaterra, que espera reducir un 80%, pero hasta el 2050», dijo el ministro del Ambiente, Carlos Minc, a la Agencia Brasil, un servicio oficial de noticias.
Si los objetivos se cumplen, el país evitará las emisiones de casi 5.000 millones de toneladas de dióxido de carbono, uno de los principales gases que provocan el efecto de invernadero, afirmó el gobierno en una declaración.
La deforestación -incluyendo la quema y la putrefacción de madera- es responsable de aproximadamente el 75% de las emisiones de carbono en el Brasil.
Sin embargo, el gobierno advirtió que los objetivos sólo pueden ser cumplidos con «nuevos recursos nacionales e internacionales» que vigilen las áreas proclives a la deforestación, y con el fomento de una reestructuración económica en zonas donde la tala de árboles constituye la principal actividad.
«Esta tarea es un reto que demandará una estrategia de gobierno que va más allá de vigilar la deforestación», dice la declaración.
Algunas de las acciones que se aplicarán incluyen una mayor vigilancia para impedir la tala indiscriminada, la reestructuración de tierras cerca de los bosques y un mayor financiamiento a los proyectos de desarrollo sostenido.
Además de detener la deforestación, el gobierno también intenta crear nuevos bosques sobre una extensión de 5,5 millones de hectáreas (13,6 millones de acres).
El viernes, el gobierno brasilero anunció que la destrucción de la selva del Amazonas pareció acelerarse ligeramente con respecto al año pasado después de que había descendido a partir del 2004. Los defensores del ambiente dijeron que la creciente demanda de productos agrícolas como la soya y la carne vacuna han llevado a los agricultores a despejar la maleza y los árboles para crear más terreno cultivable y pastizales, informó Associated Press.