La plataforma Biotecsur ha sido creada para hacer una puesta en común de los principales temas a tratar en esta materia en el Mercosur. Cinco proyectos serán impulsados en este año.

Pensar a largo plazo en el área de biotecnología parece ser posible. Incluso en un entorno como el actual. La plataforma Biotecsur que comparten los países del Mercosur ha sido creada para estudiar el estado de la biotecnología en la región y subvencionar proyectos que integren a la Argentina , Brasil, Uruguay y Paraguay con el apoyo de actores del ámbito público, privado y académico, entre otros objetivos.

Esta plataforma surgió luego de la firma de un convenio entre la Comunidad Europea (CE) y el Mercosur en 2005 y tiene su espacio en Internet en www.biotecsur.org. El sitio cuenta con el primer inventario de patentes de la región y posee foros para debatir temas vinculados al agro, la salud y la industria.

Según Eduardo Trigo, secretario Técnico por la CADB (Comisión de Apoyo al Desarrollo de las Biotecnologías) para la plataforma Biotecsur por Argentina, «las plataformas biotecnológicas son un concepto que viene de Europa y la plataforma Biotecsur es, en cierta medida, impulsada por la Comisión Europea. Hay que aclarar que las relaciones de la industria acá no son tan fluidas como en Europa que cuenta con fuertes inversiones de parte de la Comisión».

La herramienta es gestionada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Argentina, a través de la Dirección Nacional de Relaciones Internacionales. «Los encuentros con miembros de cada país del Merocosur se empezaron a realizar hace aproximadamente dos años. Teníamos un fondo de 4 millones de euros para investigación por lo que comenzamos a trabajar en subsectores de la agricultura: a nivel de la cadena oleaginosa y forestal, carne aviar y bovina», explica Trigo.

Respecto de su visión de los países que conforman el Mercosur, Trigo asegura: «Salvo Brasil, tenemos problemas de recursos humanos. Por otro lado, hay capacidades que Brasil y la Argentina tienen y Paraguay y Uruguay, no, porque no pueden desarrollar. Hay que colaborar y ayudar a que esto suceda».

Fabián Capdevielle, secretario Técnico de Biotecsur en Uruguay e investigador principal en la Unidad de Biotecnología del INIA (Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria) de Uruguay, entre otras actividades, afirma acerca de la utilidad del sitio: «En el último año se ha verificado una creciente articulación de grupos interinstitucionales en torno a la formulación y gestión de proyectos regionales, y de las actividades preparatorias de los mismos, con talleres y seminarios por cadenas productivas y por sectores de aplicación biotecnológica».

El uruguayo explica luego la situación de su país en el área de biotecnología: «Prácticamente, no existen empresas biotecnológicas propiamente dichas con inserción internacional. Son escasas las que realizan desarrollos en biotecnología para sus productos o servicios y, en general, estos productos o servicios son importados y de alto costo. Los recursos humanos de alta capacitación necesarios para desarrollar emprendimientos biotecnológicos están concentrados en el sector académico, por lo que es imperioso crear un espacio innovador de la economía en cuyo desarrollo participen el conjunto de las biotecnologías desarrolladas y adaptadas en el país».

Capdevielle piensa que la solución para avanzar puede encontrarse en la incorporación de personal altamente calificado en empresas públicas y privadas con vocación innovadora a través de políticas generales y sectoriales. «Esto aumentará las capacidades disponibles para desarrollar emprendimientos de base biotecnológica en conjunto con la participación de inversores de riesgo o capitales semilla, contribuyendo a dinamizar la economía en el sector, donde las aplicaciones enfocadas en mercados como el farmacéutico, agroindustrial y biomédico podrían ser exitosas y rentables», explica el ingeniero agrónomo.

A principios de 2008 se realizaron los primeros talleres nacionales en los países del Mercosur para encontrar las temáticas de interés regional en el ámbito de la biotecnología aplicadas a las cadenas aviar, bovina, forestal y cultivos oleaginosos. A partir de estos encuentros se realizó una convocatoria para financiar proyectos presentados por consorcios de los cuatro países de la región. De los 12 proyectos presentados, cinco han sido anunciados como ganadores y recibirán 3 millones de euros no reembolsables para el desarrollo de las biotecnologías. El plazo para desarrollar sus objetivos será de dos años.