La Unidad Temática de Género y Municipio de Mercociudades, en el Día Internacional de la Mujer, destaca la importancia de lograr la soberanía sanitaria, política, cultural y económica en pos de contribuir a que haya vidas libres de violencias por motivos de género.
«El 8 de marzo se conmemora en Argentina y en el mundo el Día Internacional de la Mujer como forma de reconocimiento y reivindicación del suceso ocurrido en el año 1857 en Nueva York. Todo comenzó cuando las trabajadoras textiles (conocidas como “garment workers») salieron a las calles en busca de respuestas ante el reclamo por la disparidad salarial que sufrían respecto de sus compañeros varones. Sin embargo, esa movilización pacífica terminó con 120 trabajadoras asesinadas en manos de la policía.
Años más tarde, en 1908, 15.000 mujeres trabajadoras salieron a las calles de Nueva York bajo el lema “Pan y Rosas”, marchando contra las interminables jornadas de trabajo, las condiciones inhumanas y los bajos salarios. Poco después, en 1911, 146 trabajadoras murieron en un gran incendio en la fábrica textil “Triangle Shirtwaist” a causa de derrumbes, quemaduras e intoxicación por humo. Los responsables fueron los mismos dueños de la fábrica quienes sellaron las salidas del edificio.
Tras este hecho se produjeron importantes cambios en la legislación laboral y provocó el nacimiento del Sindicato Internacional de Mujeres Trabajadoras Textiles.
Estos sucesos abrieron camino a la formulación de distintas leyes laborales tendientes a reglamentar el trabajo de las mujeres, y aunque aún hoy hay desigualdades, el objetivo es contribuir al cierre de las brechas por motivos de género.
Pero la lucha no sólo ha estado centrada en las mejoras en el mundo del trabajo remunerado, sino que también se dieron, por ejemplo, en el plano de la vida política con legislación que promueve la participación paritaria de mujeres y varones. Asimismo, la llegada de mujeres a las presidencias de distintos países en la región (Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, Michelle Bachelet Jeria en Chile, Dilma Rousseff en Brasil y actualmente, Xiomara Castro en Honduras) ha inspirado y contribuido a que más mujeres se involucren activamente en la vida pública de la región.
Estas condiciones de posibilidad junto con la gran marea verde conformada por cientos de miles de mujeres, niñas y adolescentes de toda América Latina, han logrado que tanto en Argentina, Colombia, México –aunque no en todos los estados- y Chile, se haya sancionado recientemente la legislación que garantiza el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo.
La lucha no se agota en la soberanía sanitaria, sino que las mujeres –y las diversidades- aún continuamos con muchísimos desafíos. Son múltiples las violencias por motivos de género que nos atraviesan a diario, en todos los ámbitos en que se desarrollan nuestras relaciones interpersonales. Por lo tanto, generar una verdadera conciencia de géneros que permita que nuestras vidas transcurran con las mismas garantías y libertades que las vidas de los varones es lo que moviliza a las compañeras de la región.
Este 8 de marzo volvemos a las calles, volvemos a parar, volvemos a visibilizar que los hogares más pobres son aquellos que están encabezados por mujeres, que las tareas de cuidado, aunque no son remuneradas representan hasta un 16% del PBI[1], que el tiempo de ocio aun siendo un derecho humando se encuentra prácticamente cercenado para las mujeres, que la doble y triple jornada laboral recae sobre nuestros hombros. Y que, para que haya vidas libres de violencias por motivos de géneros, las mujeres movemos el mundo en pos de lograr la soberanía sanitaria, política, cultural y económica; y lo hacemos unidas, alegres, hermanas».
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